El nombre es de origen mozárabe, s. X, y está citado en la “Carta de Arras del Cid” como Villa Fabze.
El único señor de Villahoz era el Rey. Rey y pueblo estaban orgullosos de ello. Testimonio de esta mutua independencia es el rollo: el pueblo puede presumir de ser realengo y el Rey, de ser ésta su jurisdicción. Pertenece al último periodo gótico.
El antiguo cementerio es hoy atrio en torno a la iglesia. Al oeste la puerta gótica. Sobre ella la torre. Julián de Arbaiza la diseñó en 1761, conjugando elementos góticos y renacentistas. La mezcla de piedra clara y oscura le dan un sello característico. Los mayores aún recuerdan el pináculo. Desapareció en 1911. Un pavoroso incendio lo destruyó junto a sus campanas.
La iglesia es grandiosa en sus medidas, sencilla en los adornos, descomunal si pensamos en el acarreo y la labra de sus piedras, airosa en la conjunción de los diversos elementos. Tal como la admiras es una obra destacada del siglo XVI.
En la parte baja de los paramentos aún puedes descubrir los ventanales góticos. Vaciada de columnas y bóvedas primitivas, s. XIV, la nueva reestructuración se lleva a cabo durante el s.XVI. A los pies, columnas, nervios y bovedajea responden al gusto del último gótico. Luego las columnas se hacen plenamente renacentistas: plinto estriado, uste liso, en lo alto un anillo a modo capitel y los nervios que se abren formando una palmera.
Este hermoso salón se recubre y adorna con retablos. Todos salidos de un mismo taller y estilo. A Luis Cortés del Valle se debe el de la nave central que lo entrega en 1742. Tres amplias calles y tres cuerpos. En la calle central, la patrona: María en el misterio de la Asunción rodeada de ángeles que juguetean con el manto. Tiene la Virgen expresión juvenil y está recubierta de rica policromía.
Los laterales de San José y de la Virgen del Rosario se deben a la gubia de Manuel Cortés del Valle. Año de 1743. A este mismo escultor retablista se deben los adosados al arco triunfal que cobijan la imaginería moderna con esculturas salidas del taller de los Cortés.
La policromía de todos ellos se debe al burgalés Lesmes Villanueva que trabaja en la Iglesia en 1802.
En la sacristía el mobiliario responsable al gusto del s. XVIII. Lo trabajó en nogal Francisco Garzón Cortés en 1750. Puedes apreciar el terno que se conserva bordado en el año 1625 por Simón de Axpe y dos pequeños cuadros de técnica tenebrista al gusto de la Ribera.
Los sepulcros son del s. XIV y pertenecen a beneficiarios de la parroquia. Es agradable la contemplación del baptisterio.